¿Qué es la pérdida auditiva oculta?

Tradicionalmente se piensa que la principal causa de pérdida auditiva es daño a las células ciliadas en la cóclea, en particular las células ciliadas externas que amplifican el movimiento de la membrana basilar, y mejora su ajuste frecuencial.

Sin embargo, los experimentos con ratones y otros roedores, han mostrado que una exposición a ruido moderado puede causar una pérdida dramática de sinapsis entre las células ciliadas internas y fibras nerviosas auditivas sin causar daño permanente de la célula ciliada y sin afectar los umbrales de sensibilidad auditiva. Las sinapsis también se pierden debido al envejecimiento, en la ausencia de exposición a ruido. Las fibras nerviosas afectadas son principalmente aquellas de umbrales altos, que transmiten información de componentes del sonido de niveles moderados a altos. La información que se transmite por el nervio auditivo hacia la corteza es reducida, y esto puede tener un impacto significativo en nuestra habilidad para separar e identificar sonidos importantes como el habla.



La sinaptopatía coclear ha sido referida como “pérdida auditiva oculta" ya que se asume que ocurre sin afectar la sensibilidad audiométrica. Sin embargo, algunos autores utilizan el término “pérdida auditiva oculta" refiriéndose de manera equivocada, a cualquier dificultad de escucha en individuos con audiogramas normales, induciendo a una confusión en la literatura. 

Medidas electrofisiológicas en humanos

Los experimentos con roedores sugieren que la sinaptopatía coclear puede ser una causa no diagnosticada de dificultades de escucha en humanos, y puede explicar por qué algunas personas con audiometría normal tienen dificultades para escuchar el habla con ruido de fondo. El hecho de que la exposición a ruido que causa una importante sinaptopatía en ratones (solo 100 dB SPL por 2 horas) es menor al ruido al que están expuestos los jóvenes en una sola ida a una discoteca o concierto de rock, ha hecho temer que una gran cantidad de personas pueden haber afectado su audición permanentemente por la exposición a ruido. Lo que se consideraba una disminución de umbral temporal inofensiva puede asociarse con daño neural permanente.

Sin embargo, la evidencia actual de pérdida auditiva oculta es mixta. En los modelos con roedores, es posible contar las sinapsis directamente post-mortem, utilizando técnicas histológicas. En humanos, dependemos de medidas indirectas no invasivas, en particular la onda I de las respuestas auditivas de tallo cerebral (ABR), un potencial electrofisiológico que refleja la actividad del nervio auditivo, registrado por electrodos colocados sobre el cuero cabelludo o en el canal auditivo. Se asume que la pérdida de sinapsis se verá reflejada en una disminución de la onda I, como en los modelos con roedores. En un estudio con 126 participantes adultos jóvenes, con audiogramas normales pero con reportes de importantes exposiciones a ruido, no encontramos evidencia de una disminución de amplitud de la onda I a mayor exposición a ruido.

Algunos grupos de investigación han reportado un efecto de la exposición a ruido sobre la onda I en personas con audición dentro del rango audiométrico normal. Sin embargo, en estos estudios, los participantes más expuestos a ruido, tenían ya sea umbrales audiométricos elevados en altas frecuencias comparados con los menos expuestos o sus umbrales en altas frecuencias (por encima de 8 kHz) no fueron medidos.

Esto plantea dos posibilidades:

- Los participantes más expuestos a ruido presentaban sinaptopatía la cual tiende a estar acompañada por pérdida audiométrica en altas frecuencias.

- La pérdida de la sensibilidad auditiva en altas frecuencias afecta directamente las medidas electrofisiológicas, potencialmente imitando los efectos de la sinaptopatía. En cualquier caso, parece ser que los humanos son menos susceptibles a una pérdida auditiva oculta inducida por ruido que los ratones. Puede ser que solo las personas con exposiciones a ruido extremas están en peligro de una importante sinaptopatía, y que esto siempre se puede asociar con alguna elevación permanente de los umbrales audiométricos, en particular en las altas frecuencias.

Mediciones perceptuales

Otra posibilidad es que la onda I del ABR, y otras mediciones electrofisiológicas que se han ensayado, no son lo suficientemente sensibles para detectar la sinaptopatía en humanos. La onda I en especial tiene gran variabilidad entre los individuos. Un enfoque alternativo es examinar si la exposición a ruido está relacionada con déficits perceptuales en personas con audición audiométrica normal. Algunos de nuestros estudios no han encontrado ninguna relación entre exposición a ruido y desempeño en pruebas perceptuales en personas con audición normal, incluyendo la prueba de percepción del habla en ruido.

¿Y entonces?

Entonces, ¿debemos dejar de preocuparnos por la pérdida auditiva oculta? Esto sería un error por tres razones:

1.  Puede ser que aún no hayamos encontrado una medición de sinaptopatía en humanos suficientemente sensible, y algunos de los resultados negativos pueden ser debidos a problemas en la medición y no a la ausencia de sinaptopatía.

2.  Aún si resulta que los humanos son menos susceptibles que los roedores a sinaptopatía inducida por ruido, es muy posible que la sinaptopatía co-ocurre con daño de células ciliadas inducido por ruido, cono lo muestra el audiograma.

3.  Hay un aumento de evidencia histológica post-mortem que el envejecimiento en humanos está asociado con una importante sinaptopatía, adicionalmente a disfunción de células ciliadas y disfunción neural central.

Algunas pérdidas auditivas ocultas pueden identificarse si en la audiometría se incluye la evaluación de interoctavas que no se evalúan de rutina y si el examen se extiende a la audiometría de alta frecuencia. Consulte a su audiólogo de confianza si sufre de tinnitus permanente o si presenta dificultad para comprender habla en ambiente con ruido de fondo.

Tomado de: Professor Christopher John Plack, ENT & Audiology News, March/April 2018, VOL 27, NO 1.

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